viernes, 23 de noviembre de 2007

Ruta Llano de Lizara-Bisaurín-Valle de los Sarrios-Ibón de Estanés-Aguas Tuertas-Selva de Oza

Aquí dejo el reportaje de la última excursión que hicimos a la montaña, concretamente la última semana de Agosto de 2007. En esta ocasión elegimos el Valle de Ansó y Hecho, que nos dijeron que era muy bonito... Pero para mi resultó bastante desagradable en cuanto a la peste de las "cacas de vaca" que desgraciadamente nos acompañaron durante casi todo el trayecto. Tampoco nos acompañó el tiempo... La semana que planeábamos ir resultó ser muy inestable, y con el refugio reservado tuvimos incluso que postponer la excursión un par de días hasta que las predicciones del tiempo nos dieran una mínima seguridad.

Este es el itinerario que teníamos planificado:

Día 1: Desde el Refugio de Lizara (al que accedimos en coche), dejaríamos las mochilas grandes y realizaríamos la ascensión al Pico Bisaurín. Es una jornada dura de casi 1.200 metros de desnivel, que se dice pronto... Una vez arriba, nos deleitaríamos de las vistas a 2.700 metros, y volveríamos a bajar al refugio para descansar y reanudar la travesía al día siguiente.

Día 2: Desde el Refugio de Lizara, nos dirigiríamos al Valle de los Sarrios para llegar al Ibón de Estanés, primer "checkpoint" del día. Nos bañaríamos incluso en el ibón, y proseguiríamos el camino por Aguas Tuertas (también conocido por Aigüestortes) hasta llegar a una carretera que discurre por la GR11 (Guarrinza), donde el camino es completamente llano y, la mayor parte, asfaltado. Llegaríamos hasta Casa Chuanet, que supuestamente estaba antes de llegar a la Selva de Oza, a un lado del Río Aragón.




Comenzamos, pues.

Como ya he dicho, el primer día teníamos planeada la ascensión al Pico Bisaurín desde el Refugio de Lizara, donde pasaríamos la noche tras la ascensión. No había mucha gente en el Refugio de Lizara, y pudimos estar en una habitación de 8 plazas para nosotros 3 solos. La habitación estaba genial, con baño propio incluso. Muy acogedora.

Como ya me imaginaba y había advertido a mis amigos, el tiempo no nos acompañaría ni mucho menos... Y justo, la mañana que llegamos al refugio hacía un viento horrible, e incluso frío. Tuvimos que abrigarnos hasta arriba. Como el tiempo no acompañaba, tampoco hubo muchas ganas de tomar fotos. Pero alguna sacamos.

La primera foto la tomamos de camino a la ascensión al Collado del Foratón, nuestro primer "checkpoint". Desde aquí se puede ir hacia el Refugio de Gabardito, o bien seguir con la ascensión al Pico Bisaurín (que es lo que hicimos nosotros). Desde este punto se ve el Llano de Lizara, donde casi ni se aprecia el Refugio.
















Llegamos al Collado del Foratón. Pongo también una foto que no es nuestra, pero que explica visualmente el camino que seguiríamos. ¡¡Atención a la niebla/nubes que nos íbamos a encontrar después!!







El otro lado del Collado tomado desde el mismo punto que las dos fotografías anteriores:




Rumbo al Pico, fotos tomadas debajo, izquierda y arriba de nuestro "fotógrafo" (por decir algo):








Aquí ya estábamos por encima de las nubes, mucho más impresionante en vivo y en directo... Ya faltaba muy poco para alcanzar la cima.






Al fin alcanzamos la cima. Nuestro colega Berto se había "salido del camino" a causala niebla, y se quedó a unos metros. Pero tampoco se perdió mucho, porque con las nubes tan bajas no se podía ver absolutamente nada. En la foto estamos con la novia del que nos hizo la foto, que estaban por allí también. Había una cruz detrás nuestra, qué yuyu!! Y Emilito con sus vaqueros, olé maestro!!




10 minutes later... Ahí estaba Berto esperando a ser rescatado.




Ahora había que bajar... que es lo peor. Encima con el pedregal que había por allí.




Emilio tenía prisa y metió la sexta. Berto y yo nos quedamos atrás a comer el bocadillo con tranquilidad y bajando a velocidad de paseo.

Paísaje frondoso y Refugio de Lizara:






Emilio llegó a las 3.15, y a nosotros nos costó un par de horas más por dos razones: 1. Intentamos acariciar a alguna vaca, pero todas huían despavoridas. 2. Berto se desorientó otra vez (y yo con él) y nos costó un buen rato volver a encontrar el camino.

El caso es que llegamos al refugio agotados de tanto viento y frío, y nos relajamos viendo unas revistas, comiendo ositos y echándonos unas risas. Esperamos ansiosos la cena porque queríamos cenar pronto e irnos a la cama, para madrugar al día siguiente todo lo posible (si no queríamos quedarnos tirados al día siguiente por algún camino...). La cena estaba muy buena: una sopa con caldo de verduras y un plato de carne con patatas.

Al día siguiente nos levantamos sobre las 6.30, recogimos todas nuestras cosas, desayunamos con tranquilidad y salimos sobre las 7.30. Para llegar al Valle de los Sarrios debíamos retomar el sendero que nos llevó el día de antes al Bisaurín, y tomar una desviación a los 15 minutos de comenzar (nos lo señalaba un hito de piedras). Teníamos que llegar ahí:




Hacía un vendaval que nos estaba matando poco a poco a Berto y a mí. Sin embargo, Emilio iba tan fresco!!




Ahí estaba una cabaña que ya habíamos visto en foto por Internet, lo que significaba que íbamos por buen camino.




Poco a poco el paisaje se hacía más abrupto, y nos costaba cada vez más.








Finalmente llegamos al Valle de los Sarrios, donde había un montón de caballos, cabras y ovejas pastando y cagándose. Nos paramos un momento y tomamos un "piscolabis". El viento desapareció como por arte de magia, y el sol comenzó a apretar. Buscamos (busqué) la crema para el sol y.. ¡oh! ¡sorpresa! Emilio se la había dejado olvidada en el refugio. Ya me estaba viendo al día siguiente vuelta y vuelta (quemado, literamente).






Teníamos que seguir este camino:




Y este es el camino que dejamos atrás:




Aquí con toda la peña, echándonos unas hierbas:






La verdad es que el valle es precioso... Pero estaba demasiado congestionado de caca.




Otros colegas: los caballos y ponis:




Ahora debíamos cruzar este valle. Pensábamos que el ibón estaría allá al final... pero no.




El Berto llevaba ya una buena reventada, y empezaba a tambalearse. Emilio se cabreaba por momentos y yo estaba en medio para apaciguar los ánimos. Emilio ya iba cabreado porque le habíamos refutado su teoría de que las montañas habían sido creadas por meteoritos gigantes. Culpa nuestra (de Berto y mía). ¡¡Emilio cagaprisas meteórico!!




Al final llegamos al Ibón de Estanés, despues de una bajada en zig-zag por caminos estrechos y con unas buenas vistas:






Se supone que debíamos bajar a ese valle pero... ¿por dónde? No había camino, habíamos perdido las marcas de la GR11, no había ni Dios por ahí... La brújula de Berto tenía una burbuja y no nos servía ni como piedra para darle en la cabeza... Pues nada, a dar vueltas. Concretamente, a dar la vuelta a todo el Ibón. Por el camino nos encontrábamos a algún francés que no tenía ni idea de por dónde teníamos que ir. Emilio se puso a escalar por caminos que no lo eran, y por poco se nos mata. Berto y yo sabíamos que no era por ahí, y fuimos a nuestra bola a buscar otro camino alternativo.




Dos horas después, nos encontramos a unos españoles que nos dijeron por dónde debíamos ir. Tomamos un sendero que estaba bien marcado por los hitos y pinturas de la GR11, y fuimos a toda prisa porque no nos iba a dar tiempo a llegar al refugio. ¡¡Más de 2 horas perdidas!! Este es uno de los caminos sinuosos que debíamos tomar.




Una última foto del Ibón desde bien arriba, ya metidos por el buen camino:




Casi una hora después llegamos al Valle de Aguas Tuertas. ¡Por fin pude acariciar a un caballo!




Había que llegar al final del valle. Berto había recobrado unas pocas fuerzas y aguantó un buen ritmo. La compañía de un gallego que nos encontramos por el camino amenizó un poco este tramo de nuestro viaje. Un riachuelo recorría sinuoso todo el valle. Algunas veces no sabíamos ni por donde pasar, otras metíamos el pie donde no debíamos... Pero al final llegamos sin más problemas que el quemazo que llevaba encima del solazo que nos hizo durante casi todo el día.




Nos costó un buen rato llegar, aunque en la foto parezca que no era para tanto. Llegamos a la hora que pone en la siguiente foto a una cabaña que estaba cerrada. Una puerta daba acceso a Guarrinza (una carretera primero sin asfaltar, y luego asfaltada).




Le dijimos a SuperEmilio que fuera él delante y nos dejase atrás (un grito desgarrado: ¡sálvate tú ¡sigue sin nosotros!), porque Berto no estaba para muchos trotes. Berto y yo fuimos ligeros, pero Emilio hizo caso a nuestros desgarradores ruegos, metió una caña impresionante y pronto nos dejó atrás. La cosa era que alguno llegara al refugio cuanto antes, para avisar de que íbamos a llegar y que tuviéramos así todo preparado. Ya eran las 6.30 de la tarde y aún quedaba un trozo bastante majo, según el mapa que llevábamos. El sol ya había empezado a ponerse.




Berto y yo seguimos a nuestra marcha. Llegamos a un punto donde había bastantes coches, era como un parking. Eran como las 7.30 y parecíamos divisar a lo lejos una cabaña, que supuestamente era Casa Chuanet. Paramos a un coche para preguntar, pues no sabíamos por dónde pasar al otro lado del Río Aragón Subordán. Para nuestra sorpresa... ¡¡Casa Chuanet no estaba ahí!! ¡¡¡¡Estaba en el mismísimo pueblo de Hecho!!!! Por fortuna, el hombre que paramos era de ese pueblo y nos invitó a subir en el coche para llegar hasta allí. Por el camino nos encontramos a Emilio, que seguía desconcertado la carretera sin saber dónde estaba la dichosa Casa.

Llegamos a la Selva de Oza, y tomamos algo con "nuestro salvador", charlando sobre la ruta que habíamos hecho, un poco del Zaragoza, un poco de todo. El hombre era muy majo.

Yo pensaba que nos encontraríamos con gorilas, leones y elefantes en la Selva, pero el hombre nos dijo que no había nada de eso. Nos llevamos una gran desilusión.

Allá sobre las 9.00 llegamos a Hecho, a Casa Chuanet. Los de la Casa ya pensaban que no íbamos a venir. Afortunadamente ya teníamos la habitación preparada, así que subimos, nos duchamos (cada uno por separado) y nos arreglamos para tomar algo. Se jugaba la Supercopa de Europa (Milan-Sevilla) y bajamos a verlo. Yo llevaba una cara más roja que un tomate, sufriendo de lo lindo. La quemada de sol había sido espectacular... Emilio todavía quería irse de fiesta por el pueblo, pero Berto y yo nos echamos a la cama (camas individuales) y no nos levantamos en las 14 siguientes horas (9 horas de sueño y otras 5 de ver la tele). Emilio no aguantaba y se fue a por el periódico.

Sobre las 3 llegó el chófer y nos fuimos para casa. Una última foto de un salido del pueblo, que le estaba metiendo mano a su novia:




Y aquí se nos acaba nuestra aventura. Yo y Berto acabamos agotados. Emilio todavía tenía fuerzas para salvar al mundo.

Fue una excursión bonita, pero un poco apestosa (literalmente). Había demasiada "naturaleza". Por lo demás, un tirón de orejas bien gordo al planificador de la excursión (por poco nos tenemos que quedar a dormir con las vacas en Guarrinza, o con los leones en la Selva de Oza), y una recomendación personal para la próxima excursión: ¡¡¡¡Jorge, llévate la p.... crema y una gorra!!!!


¡¡El próximo verano más (y mejor)!!

viernes, 3 de agosto de 2007

Ruta Torla-Goriz-Sarradets-San Nicolás de Bujaruelo

Como presentación en este magnífico foro que he descubierto, os detallaré con fotos la ruta que nos encandiló del Parque de Ordesa y del maravilloso deporte que es el senderismo.

Comenzamos con el itinerario debidamente señalado:




El reportaje fotográfico comienza con una foto desde la Senda de los Cazadores, una dura subida en zigzag que nos lleva a un mirador con espectaculares vistas. En la foto se ve la Pradera de Ordesa:




En la cumbre, desde el mirador de Calcilarruego:




Ahora bajamos por la Faja de Pelay, admirando el fantástico paisaje:









Llegamos a medio día a la Cola de Caballo, donde preparamos un tentempié a la vez que tomamos un poquito el sol y descansamos del primer tramo de la jornada, nada complicado ni exigente.




Ahora, según lo que nos habían dicho, teníamos que llegar al refugio de Goriz pero... ¿dónde? Si el camino ya se había acabado!! Pero unos simpáticos senderistas nos dijeron que podíamos utilizar unas clavijas con cadenas: las clavijas de Soaso. Grata sorpresa, porque se ponía un poquito más interesante. Para llegar hasta las clavijas debíamos subir una acusada pendiente:




Las clavijas:




Una vista desde lo más alto, ya superadas las clavijas:




Desde un poquito más arriba:



¡El refugio de Goriz! Tal y como vimos en las fotografías!!


Eran sólo las 2:20 de la tarde, así que nos tomamos un descanso de media hora para comer algo y rellenar las botellas de agua y, proseguimos nuestro camino hasta Sarradets.

Atrás va quedando el refugio de Goriz:




Una panorámica. No estoy muy seguro, pero el pico que se alza a la derecha creo que es la Punta Tobacor:




Hay que ir todo recto, porque no hay otro camino... Y es por donde nos encontrábamos a la gente:




Había que escalar un poquito, y el perrito que parece que hiciera esto todos los días!! Estaba más fresco y fuerte que nosotros!!




No teníamos ni idea de por dónde ibamos. Sólo sabíamos que había que llegar a la Brecha de Rolando, y nos apañábamos como podíamos de las indicaciones de los pocos senderistas simpatiquísimos que nos encontrábamos. A estas alturas, las rozaduras se adueñaban de mi compañero.




Debíamos atravesar este tramo de resbaladiza piedra:




Bajo nuestros pies se extendía una amplia llanura circular:




El Dedo:




La Brecha de Rolando:




La Gruta de Casteret:



que por cierto estaba cerrada como ya sabíamos:




Una vista desde la gruta del Dedo y la Brecha:




No teníamos ni idea de por donde ascender, así que tiramos de "en línea recta llegamos antes" y comenzamos a subir pegados al muro de piedra que había nada más salir de la gruta... Hasta que no pudimos continuar y tuvimos que desviarnos a la izquierda para subir por las grandes piedras. Todo esto a lo loco... pero no quedaba otra.




Más tarde nos dirían que había una forma más fácil de subir, pero nosotros no la vimos.


Mi compañero, desde la cima, se regodea de mi lentitud escalando tanta piedra:




Y ahora... la recompensa totalmente merecida. Un ESPECTÁCULO:












Después de un pequeño tentempié en la cima, admirando las increíbles panorámicas que nos brindaba esta majestuosa Brecha, nos dirigimos a nuestro destino final de la jornada: el refugio de Sarradets. Las condiciones no eran nada buenas: una impenetrable niebla y un terreno imprácticable nos lograron meter el miedo en el cuerpo. Además, hacía horas que no veíamos a nadie en nuestro camino.




Afortunadamente, a medida que avanzamos la niebla comenzaba a disiparse tímidamente, lo que nos permitió ver al fin nuestro anhelado refugio: el Refugio de Sarradets.






La niebla seguía haciendo acto de presencia, y una vez más suponíamos que no habíamos tomado el mejor camino para descender...






Al final parece que sí encontramos el buen camino!! El de la foto parecía una cabra montesa. Había que verle con qué velocidad, soltura y gracia descendía!!




Al final llegamos ya al refugio, y vemos también el mosaico de tiendas de campaña que se asentaban donde podían:






Si el día al final había acabado siendo duro, no menos lo iba a ser la noche... En la habitación del refugio (que, por cierto, pillamos de milagro porque eran las últimas plazas) no acabamos de acostumbrarnos a los crujientes ronquidos de los huéspedes, y acabamos por no pegar ojo en toda noche. Mi amigo incluso se atrevió a salir fuera para vivir la juerga que había allá fuera.

Pronto en la madrugada, nada más vislumbrarse los primeros haces de luz, emprendimos de nuevo nuestro camino. Unas imágenes fantasmagóricas que no restaban encanto y fantasía al lugar donde nos encontrábamos:






Ahora tocaba bajar la cascada. Una vez más, a ojo, cogemos el peor camino posible y no hacemos uso de las cadenas. Como íbamos sobraos...




Nos cayó un buen chaparron en 10 minutos, pero al final llegamos a terreno firme, sin saber muy bien por dónde debíamos ir ahora (qué novedad).




Las vistas no dejaban de ser espectaculares:




Desde ahí habíamos bajado... Por el medio de la cascada, con piedras resbaladizas, y encima lloviendo. Con un par. Más de un susto nos llevamos...




La lluvia, aunque ahora fina, nos acompañó toda la mañana:




Bajamos hasta el mismo valle, donde había un par de tiendas de campaña, para volver a subir de nuevo. Una vez más, creo que nos confundimos y tomamos el camino que no debíamos.


A esta cabaña creo que la llamaban "Cabaña del Soldado":




Dando palos de ciego llegamos a un valle cerrado de donde emanaban cascadas de las portentosas paredes:








Otra vez la dichosa niebla, y encima la lluvia arreciaba cada vez más, hasta el punto que tuvimos que cobijarnos debajo de una roca, intentando comprender el mapa ya medio deshecho y agrietado por la lluvia y la humedad. Tuvimos que volver dos veces a la cabaña para ver si alguien nos conseguía explicar por dónde seguir. La espesísima niebla no ayudó, no...

Al final nos encontramos con un grupo muy majo de belgas que tenían la llave de esa casa, y nos invitaron a pasar para comer algo y secarnos un poco las ropas. Ambos estábamos empapados, muertos de frío y hambrientos. Ya se nos había acabado la comida. Los amigables belgas nos brindaron una taza de té caliente con un poco de comida para llenar un poco nuestros vacíos estómagos. La papaya, el té y el chocolate sentó más que bien.


Una vez se paró la lluvia y desapareció la niebla, volvimos al valle cerrado donde se suponía que debíamos ir, y esta vez sí vimos el camino. Libre de niebla, podíamos ver nítidamente por dónde transitaban un grupo de senderistas. Había que subir, y la ascensión con nuestras fuerzas mermadas no nos resultó nada fácil... La niebla aparecía y desaparecía intermitentemente. La postura de la foto era para intentar sacar algo de músculo para la foto.




Arriba del todo (Puerto de Bujaruelo) había una carretera. Tuvimos que volver a preguntar de nuevo por dónde tirar, y tras una pausa charlando con unos simpáticos senderistas tomamos el camino hacia el refugio de San Nicolás. Mientras, la niebla aparecía de nuevo, más densa si cabe, y se resistía a abandonarnos.




No obstante, de vez en cuando la niebla nos permitia divisar suculentas vistas como la de este valle del fondo (el valle de Bujaruelo?):




Poco a poco la niebla desaparecía:




El torito guapo, vamos... lo que nos faltaba:




Mmmmm... Cuanto relieve:








El descenso era interminable y agotador...




Ahí estaba el refugio de San Nicolás!!!




El puente de San Nicolás y la civilización de fondo:





Ahí había dos perritos descansando al igual que nosotros que, con las piernas agotadas, con rozaduras, quemados del Sol y sin dormir, rememórabamos cada uno de nuestros pasos de nuestra corta pero intensa aventura, al tiempo que nos abalanzábamos sobre la comida y acallábamos nuestros rugientes estómagos.





¡¡¡FIN!!!


Espero que os haya gustado mi detallado reportaje, y me disculpéis por la calidad de las fotos. El próximo año no contrataremos al mismo fotógrafo. Espero comentarios y que me corrijáis en algún fallo de nuestro itinerario!!